Siguiendo con el tema del tarot, hay otra cuestión interesante que divide un poco a la comunidad de lectores de tarot: se trata del enfoque adivinatorio frente a lo que podría llamarse el enfoque laico. Realmente tiene que ver con las creencias de cada uno: si el tarot es una herramienta o una puerta de acceso a algún conocimiento superior, sobrenatural o místico, o si no son más que trozos de papel con dibujos, en los que el lector proyecta sus propias predisposiciones inconscientes.
Los laicos afirman que el tarot no puede utilizarse para la adivinación, mientras que los místicos afirman que esa es la forma en que el tarot se ha utilizado con éxito durante cientos de años. Dejando a un lado el índice de éxito de las predicciones en las adivinaciones, es bastante difícil ignorar la sincronicidad que se produce una y otra vez al utilizar las cartas para cualquier tipo de pregunta. Por mi experiencia personal, y por lo que parece también por las experiencias de muchos otros, las cartas de cualquier tipo de tirada no salen al azar.
En primer lugar, están las repeticiones de ciertas cartas con cierto significado que siguen apareciendo con las mismas personas o los mismos temas, algo que no puede ignorarse de ser significativo y portador de cierto mensaje y no simplemente aleatorio. En segundo lugar, la frecuente relevancia para la situación y la exactitud de las cartas concretas que se extraen, al menos desde mi experiencia y estoy seguro de la de muchos otros, es una prueba de la evidente sincronicidad que se produce entre la situación vital en la que se centra la extracción y el propio proceso de extraer las cartas.
En tercer lugar, las configuraciones de las cartas en una tirada con sus significados, ya sean tradicionales, intuitivos o psíquicos, quizá se presten a proyecciones inconscientes, pero como no se trata de páginas en blanco ni de imágenes parecidas a manchas del test de Rorschach, las cartas del tarot tienen ciertos significados, aunque tengan muchas variaciones. Por lo tanto, lo que se puede proyectar desde el inconsciente del lector está muy limitado y confinado por esos significados y lleva al lector en una dirección creada, en la que la interpretación elegida está influida por la pregunta y los antecedentes del consultante, junto con el espectro de significados de cada carta.
Es cierto que las lecturas del tarot no serán idénticas entre distintos lectores para la misma persona con la misma pregunta y las mismas cartas echadas, obviamente. Así que, ciertamente, hay lugar para la propia aportación del lector, basada en su constitución psicológica, su experiencia e incluso cierto estado de ánimo durante la lectura. Pero, por otra parte, dados los significados confinados de las cartas, esta aportación personal inconsciente es más limitada de lo que afirman los seculares, en mi opinión, por lo que, dadas las circunstancias idénticas de las distintas lecturas (mismo consultante, pregunta, cartas echadas) excepto el propio lector, en realidad debería haber una correlación significativa entre las distintas lecturas.
Y esto ni siquiera es una afirmación mística en absoluto, sino una visión racional de la naturaleza de la interpretación del tarot. Los numerosos testimonios de aquellos cuyas predicciones del tarot se hicieron realidad serían una afirmación mística, o una prueba, independientemente de si fue un resultado obvio de las circunstancias existentes durante la lectura, o más allá de eso. En cualquier caso, el tarot no es en absoluto una especie de test de Rorschach glorificado.